lunes, 16 de febrero de 2015

Una breve acotación sobre las pericias en temas de abuso sexual infantil.



Los psicólogos deberíamos reflexionar un poco más antes de embarcarnos en pericias sobre abuso sexual infantil. 
Así como Freud aconsejaba que aquellos que sintieran cosquillas al abordar temas sexuales deberían pensar en dedicarse a otra cosa, los colegas que teman consecuencias judiciales sobre sus dichos y que adviertan que ese temor afecta las prácticas, podrían pensar que nuestra disciplina es tan amplia y generosa que ofrece las más amplias orientaciones y ejercicios, lejanos a los entrecruzamientos psi- jurídicos.

No se trata de afirmar lo que no se ve, pero si ser honestos con aquello que se observa, siguiendo la escala que recorre el continuum desde lo indiciario hasta lo contundente.
Bajando de la soberbia profesional, o de las misiones “divinas” que suponemos que portamos, la tarea de un psicólogo no es probar si el abuso sexual ha existido o no, ya que en ese caso estaríamos invadiendo funciones que claramente pertenecen a los Jueces, pero eso no nos exime de señalar con compromiso y claridad aquellas observables que permitirán al magistrado resolver con más elementos en su escritorio.

Damos por sentado, eso , que quien acepta el cargo, previamente se ha preocupado por formarse en un tema que es absolutamente cruel con las improvisaciones.
Tal vez un ejemplo aclare un poco más nuestros dichos: una niña de tres años manifiesta en Cámara Gesell que su padre “le metía el dedo en la cola”. El desarrollo de la pericia no arrojó ningún indicio que permitiera dudar de los dichos de la niña. El informe oficial estableció que “si bien la niña relato que su padre le metía el dedo en la cola, no se puede afirmar ni negar la existencia del delito que se investiga ya que no aparecieron otros elementos en la entrevista que corroboren esa información”.

El mismo informe podría haber dicho que los dichos de la niña no se prestan a confusión en cuanto a lo que describen, que el desarrollo de la Cámara Gesell no aportó elementos que pudieran hacer dudar de la veracidad de su discurso, y que si bien no aparecieron otros elementos que permitieran reforzar lo planteado, no se puede dejar de decir que estamos ante un indicador altamente compatible con situaciones de abuso sexual infantil.

Es decir, no estamos planteando más de lo que vemos, pero tampoco menos, y estas controversias son moneda corriente en estos expedientes.

Han sido estas situaciones las que le han hecho decir al Dr. Carlos Rozanski que los psicólogos deberíamos ser más claros con lo que observamos en las entrevistas con niños.
Siempre decimos que no somos Jueces, ni Fiscales, ni Abogados, sino Psicólogos en función pericial, y es de la importancia de esta función de la que no podemos desentendernos.

Jorge Garaventa
Psicólogo 

Colaborador de la Red Hispanoamericana contra el abuso sexual infantil.




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