lunes, 4 de marzo de 2019

Crisis clerical

Crisis clerical

Domingo 3 de marzo de 2019
La cumbre del papa Francisco para intentar prevenir la pederastia clerical nunca iba a alcanzar las expectativas que tenían los grupos de víctimas, la prensa y los católicos de a pie indignados ante un escándalo que ha dañado a tantos y comprometido en gran nivel la autoridad moral de la Iglesia. De hecho, no se anunció una ley revolucionaria para castigar a los obispos que encubrieron los abusos. No se difundieron archivos ni se respaldó la elaboración de informes globales que exigieran que los sacerdotes violadores sean reportados a la policía. En su discurso de clausura de la cumbre del pasado domingo, el Pontífice incluso mencionó la constante queja de la jerarquía por la injusta cobertura mediática. Pero algo cambió. Al invitar a los líderes de las conferencias de obispos y órdenes religiosas de todo el mundo a un tutorial de cuatro días para prevenir el abuso sexual, Francisco dejó claro que todos son responsables de proteger a los niños y deben sancionar a los sacerdotes que abusen de ellos, o correrían el riesgo de ellos mismos ser sancionados.
“En la ira justificada de la gente, la Iglesia ve el reflejo de la ira de Dios, traicionado e insultado por estas deshonestas personas consagradas”, aseveró  Francisco.
Pese a lo fuerte de las palabras del Papa, en realidad fue un puñado de mujeres invitadas a la cumbre las que dieron el mensaje más fuerte. Eso también habla mucho sobre el futuro de una institución en la que las mujeres oficialmente están vetadas de puestos jerárquicos, pero cada vez levantan más sus voces y se alejan cuando no son escuchadas.
La hermana nigeriana Veronica Openibo, superiora de su orden religiosa, avergonzó a los hombres en la sala por “décadas de silencio ante las atrocidades cometidas por sus sacerdotes”. Advirtió que serían juzgados por su falta de acción en el futuro. “Esta tormenta no pasará”, aseguró. 
Valentina Alazraki, corresponsal en el Vaticano para Televisa México, desafió a los hombres en el poder por no decidir si se pondrán del lado de las víctimas o de los sacerdotes abusivos. “Hemos elegido de qué lado estar”, dijo Alazraki en la cumbre y advirtió que, a menos que la jerarquía se ponga del lado de las víctimas, “los periodistas, que queremos el bien común, seremos sus peores enemigos”. Se espera que en los próximos días el Vaticano publique una nueva ley de protección infantil para el Estado de Ciudad del Vaticano. A pesar de haber instruido a las conferencias de obispos globales a redactar dicha política en 2011, la sede de la Iglesia católica global todavía no cuenta con ella.

Condena 
La dolorosa noticia de la condena del cardenal australiano George Pell, el clérigo de más alto rango de la Iglesia Católica acusado de abuso sexual a menores, sorprendió a mucha gente, dijo aseguró esta semana un portavoz del Vaticano, que añadió que el prelado “ha reiterado su inocencia y tiene derecho a defenderse” en todos los estamentos judiciales.
Pell, asesor financiero del papa Francisco y ministro de Economía del Vaticano, fue declarado culpable en su país por manosear a dos monaguillos momentos después de oficiar una misa, en un nuevo revés para la credibilidad de la jerarquía católica luego de un año de revelaciones de abusos y encubrimientos en todo el mundo. 
Francisco confirmó que ya se han tomado “medidas de precaución contra Pell”, incluyendo una prohibición para celebrar misa  y, como es norma, los contactos de cualquier tipo o forma con menores”, dijo el portavoz en funciones de la Santa Sede, Alessandro Gisotti, en una declaración que leyó a reporteros sin admitir preguntas.
Pell guardó la compostura mientras el jurado, compuesto por doce miembros, emitía veredictos unánimes en el tribunal del condado de Victoria, tras más de dos semanas de deliberaciones. 
La corte tenía prohibido publicar detalles del proceso hasta esta semana. El jurado declaró al religioso culpable de haber abusado de dos niños de 13 años a quienes encontró bebiendo vino sacramental en un cuarto trasero de la Catedral de San Patricio en Melbourne a fines de 1996, cuando él tenía 55 años, mientras cientos de fieles salían de la iglesia tras los servicios dominicales. 
También se declaró culpable a Pell de haber abusado de uno de los muchachos en un pasillo más de un mes después.
El cardenal, que ahora tiene 77 años, se enfrenta una condena de hasta 50 años en prisión en la audiencia para la sentencia. La semana pasada presentó una apelación a las condenas.
El presidente de la Conferencia Episcopal de Australia, el arzobispo Mark Benedict Coleridge, dijo que la condena a Pell ha “sorprendido a muchos en Australia y en todo el mundo”, incluyendo a los prelados del país. Los obispos están de acuerdo en que “todo el mundo debería ser igual ante la ley y respetamos el sistema judicial australiano”, agregó Coleridge en una declaración ante periodistas desde Roma. “Rezamos por todos los que han sido víctimas de abusos y por sus seres queridos y nos comprometemos de nuevo a hacer todo lo posible para garantizar que la iglesia sea un lugar seguro para todos, especialmente para los jóvenes y los más vulnerables”, manifestó.
Además el prelado debe enfrentar un segundo juicio en abril por una supuesta agresión a dos niños de nueve años y de once a finales de la década de 1970, cuando todavía era un joven sacerdote, en una piscina pública de Ballarat, su localidad natal.

Cura con orden internacional e captura
La Curia Metropolitana de San José confirmó el lunes pasado la expulsión del clero costarricense del sacerdote Mauricio Víquez, acusado de abusar sexualmente de menores de edad y sobre quien pesa una orden internacional de captura. En este mismo caso, El Vaticano también investiga al arzobispo de la capital, José Rafael Quirós, a quien los denunciantes de Víquez acusaron de encubrir al sacerdote. Pues los abusados aseguran que el hoy obispo conocía de los aberrantes delitos desde 2003. El vocero de la curia, Jason Granados, encargado de comunicar a la prensa la resolución emitida por El Vaticano, indicó que se notificó a Víquez de su expulsión hace quince días, primero en su domicilio y luego en las instalaciones de la Universidad de Costa Rica. Al no recibir respuestas, se decidió hacer pública la resolución en su contra. Granados indicó que sobre Víquez ya pesaba una sanción provisional y desde el 19 de febrero hay una orden internacional de captura en su contra porque, según los registros migratorios, huyó del país el pasado 7 de enero. El Ministerio Público informó que Víquez viajó a Panamá y ahora la Interpol lo busca en México, a donde se habría trasladado con posterioridad. El arzobispo Quirós, acusado de encubrir a Víquez, no asistió al encuentro convocado en Roma por el Papa Francisco para tratar el tema de los abusos sexuales contra menores en el seno de la Iglesia Católica, que culminó el pasado domingo.

“Vamos a enfrentar a los agresores con la ira de Dios”

Familiares de los abusados claman para que se termine el ocultamiento de los casos por parte de la curia.
El papa Francisco clausuró el domingo de la semana pasada una cumbre extraordinaria sobre la prevención de abusos sexuales del clero comprometiéndose a enfrentar a “los agresores con la ira de Dios”, a poner fin al encubrimiento de sus superiores y a priorizar a las víctimas de este “descarado, agresivo y destructivo mal”.   
Por su parte, el reverendo Federico Lombardi, el moderador de la cumbre, anunció durante la clausura que en un futuro próximo el Estado de Ciudad del Vaticano emitirá una ley y directrices para prevenir el abuso sexual infantil que cubrirá a la curia romana y entrará en vigor en el Vaticano. 
La falta de política era significativa, ya que la Santa Sede en 2011 había dado la tarea a las conferencias de obispos alrededor del mundo de crear directrices de protección infantil. También le dijo a Naciones Unidas en 2014 que se trabajaba en la redacción de una ley de protección infantil.
Francisco realizó sus declaraciones al final de una misa ante 190 obispos y líderes religiosos que fueron citados en Roma luego de que la aparición de nuevos escándalos de abusos provocó una crisis de credibilidad en la jerarquía católica.  

En el seno familiar  
El Papa jesuita destacó que la gran mayoría de los abusos sexuales ocurren en el seno de la familia y ofreció una visión global del problema social que suponen el turismo sexual y la pornografía en internet, en un intento por contextualizar lo que, según dijo, “supo ser un tema tabú”.
Pero este tipo de agresiones a menores son todavía más escandalosas cuando ocurren en la Iglesia católica “porque es totalmente incompatible con su autoridad moral y credibilidad ética”, agregó. “Tenemos que reconocer con humildad y coraje que estamos cara a cara con el misterio del mal, que golpea con más violencia a los más vulnerables porque son una imagen de Jesús”, apuntó Francisco. 
El Pontífice reunió obispos de todo el mundo en una cumbre de cuatro días para recordarles que los abusos sexuales cometidos por sacerdotes y su encubrimiento no son sólo un problema que afecte a determinados países, sino que es una cuestión global que amenaza a la misión de la Iglesia católica.  
El Papa ofreció un compromiso de ocho puntos, pidiendo un cambio en la mentalidad defensiva de la Iglesia y una promesa para no volver a tapar los casos. Las víctimas, agregó, “deben ocupar un lugar central mientras los sacerdotes deben seguir un camino continuo de pureza en el que el santo temor de Dios guíe el examen de sus propios fallos”. 

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