SHANGHÁI — La detención de un desarrollador inmobiliario multimillonario de Shanghái por un caso que funcionarios del Partido Comunista vincularon con el presunto abuso sexual de una niña de 9 años ha provocado un ejercicio de introspección nacional en China, donde este tipo de delitos se han convertido con rapidez en una de las principales prioridades de las agencias policiacas.
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Wang Zhenhua, un destacado empresario y filántropo en China, fue detenido por la policía el 1 de julio por “motivos personales”, según su empresa, Seazen Holdings. El anuncio se dio tras la publicación de una serie de artículos en los medios de Shanghái la semana pasada, en los que se señala que Wang abusó de una niña de 9 años.
La policía de Shanghái solo ha dicho que detuvo a un varón de 57 años, de apellido Wang, por sospechas de conductas indebidas, en relación con una investigación sobre un caso de abuso sexual en contra de una menor, como resultado del cual una niña de 9 años sufrió lesiones. El 10 de julio, la policía de Shanghái dijo que el hombre había sido arrestado por la sospecha de abuso sexual infantil.
El poderoso Comité Central para Asuntos Políticos y Legales del Partido Comunista, encargado de supervisar a las agencias policiacas y los tribunales del país, comentó en tono reprobatorio el fin de semana: “¡Que a nadie le quede la menor duda, los abusos sexuales en contra de menores de edad se castigarán con todo el rigor de la ley, sin excepciones!”. Esta declaración citó los artículos en los que se menciona el nombre del desarrollador inmobiliario y afirmó que “no tiene caso” fingir que el empresario no es la persona involucrada en el caso de abuso sexual.Sin embargo, algunos funcionarios chinos y medios noticiosos del Estado han ido subiendo el tono de sus críticas en contra de Wang Zhenhua (de 57 años, según las declaraciones de la empresa) después de que los censores chinos intentaron bloquear las noticias, lo que dio pie a una reacción negativa del público. La principal transmisora del gobierno, China Central Television, exigió una investigación a fondo y citó los artículos mencionados, que identifican al detenido como el presidente de Seazen Holdings.
El 8 de julio, la oficina en Shanghái del principal órgano de consulta de China, la Conferencia Consultiva Política Popular China, anunció que expulsó a Wang de sus filas, sin explicar sus motivos.
Una llamada hecha al teléfono móvil de Wang se redirigió automáticamente a un servicio de mensajes. No se ha dado a conocer si las autoridades le han permitido consultar a un asesor legal.
Más tarde, Seazen Holdings, la octava inmobiliaria de China por volumen de ventas, emitió un comunicado público en el que ofreció disculpas, sin especificar de qué se acusa a Wang, aunque sí enfatizó: “Cualquier acción en contra de menores de edad merece un castigo severo por parte de la ley”.
El caso ha suscitado un debate intenso en China sobre la victimización de los niños, que continúa tras el arresto el 6 de julio en Estados Unidos del financiero estadounidense Jeffrey Epstein, aunque a este se le acusa de haber participado, con sus empleados, en un esquema de tráfico sexual que afectó a decenas de niñas, por lo que no se trata de un incidente aislado como el que la policía china describió.
No se cuenta con muchas cifras, pero algunos expertos coinciden en que es muy probable que los datos disponibles subestimen en gran medida los casos de abuso infantil cometidos en China. Los tribunales de ese país examinaron 11.519 casos de ataques sexuales en contra de menores de edad entre principios de 2015 y noviembre de 2018, según la agencia oficial de noticias del gobierno, Xinhua.
Shang Xiaoyuan, directora del centro de investigación de la familia y el niño de la Universidad Normal de Pekín y miembro del Consejo para la Protección y el Bienestar de la Infancia de China, indicó que algunos estudios calculan que el uno por ciento de quienes son menores de edad en China han sido víctimas de una violación y que muchos más han tenido algún tipo de contacto sexual con adultos. Un grupo chino dedicado al bienestar público, Girls’ Protection, mencionó en su informe más reciente que los casos que se hacen del conocimiento público son “solo la punta del iceberg”.
Los funcionarios chinos se comprometieron a reforzar la actuación policial. Las agencias policiacas y los tribunales de China cambiaron sus procedimientos en 2013 para facilitar el trámite de los casos de abuso sexual cometidos en contra de menores de 12 años y han instruido que se apliquen castigos severos, en especial cuando se trate de acciones organizadas para atraer a niños y niñas y convertirlos en víctimas de abuso sexual. El año pasado, los principales fiscales de China recomendaron acciones más estrictas para combatir el abuso sexual infantil.
Las sanciones usuales para los casos de ataque sexual a menores en China son de menos de cinco años en la cárcel, explicó Zhou Hao, abogado que litiga en Pekín. No obstante, si se suman otros cargos, la sentencia puede aumentar de cinco hasta quince años, aclaró.
Las noticias sobre Wang han provocado una oleada en China de comentarios en línea encolerizados. Esa ira se intensificó después de la decisión inicial de los censores del gobierno de bloquear los comentarios y los artículos en línea sobre el caso. La decisión, que cambiaron rápidamente debido a la presión pública, ha provocado que se cuestione si el gobierno actúa con agilidad para proteger a los ciudadanos ricos y con contactos importantes, aunque se les acuse de conductas delictivas. Algunos medios de noticias chinos se han referido desde hace algunos días al abuso sexual de menores de edad como un problema nacional, pese a que en las instancias que han citado en general se trataba de maestros en escuelas primarias.
Las acciones de Seazen negociadas en Shanghái han caído más de un cuarto de su valor con respecto a la semana pasada. En una junta de emergencia celebrada la semana pasada, el consejo de administración de Seazen remplazó a Wang con su hijo, Wang Xiaosong.
Seazen ha presentado a Wang Zhenhua como un hombre que se abrió camino por sus propios méritos. Trabajó en una planta de algodón del gobierno en Changzhou, provincia de Jiangsu; después abrió su propia fábrica textil en 1988 y se dedicó a los bienes raíces a partir de la década de los noventa.
Puesto que los precios de los inmuebles han ido al alza desde hace veinticinco años en Shanghái y las ciudades cercanas, las ventas de Seazen llegaron a los 32.000 millones de dólares el año pasado. Sin embargo, como ha ocurrido con muchas otras inmobiliarias, se ha visto afectada por el exceso de proyectos de construcción y un superávit de apartamentos vacíos en muchas áreas de China. En abril, la Bolsa de Valores de Shanghái emitió una lista pública con dieciséis preguntas para la empresa sobre la baja en su liquidez, el aumento en los costos de sus préstamos y el creciente número de operaciones con partes relacionadas.
Seazen también le informó a la Bolsa de Valores de Shanghái en 2016 que Wang había sido objeto de una investigación conducida por una comisión vecinal de la provincia de Jiangsu por “motivos personales” no especificados.
Wang es un filántropo que ha donado dinero para construir bibliotecas en algunas escuelas y proporcionar instructores en áreas pobres. Según los medios chinos, solía visitar a los grupos escolares que habían recibido sus donativos y les pedía a los niños que le dijeran “tío Wang”.
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