El pasado 28 de mayo la señora María -madre de la menor- denunció ante el Ministerio Público de La Unión, el abuso sexual de que podría haber sido víctima su pequeña hija de 2 años 3 meses.
Situación que se hace notoria cuando la menor comienza a presentar cambios sicológicos visibles en su comportamiento y ciertas molestias físicas. El temor de esta madre respecto a un posible abuso se acrecentó cuando su hijo de 15 años le manifestó que su hermanita le había dicho en forma textual: “tío yaya poto”. Con estos antecedentes y solicitando el apoyo de la sala cuna a la que asiste la menor, esta madre realizó la correspondiente denuncia en la fiscalía local.
La denuncia fue interpuesta por la madre de la menor en compañía de una psicóloga de la JUNJI. El día 29 de mayo se le práctica un primer examen en el Instituto Médico Legal. Se le repite este análisis el 5 de junio. Posteriormente, se le toma declaración a la pequeña el 15 junio y dos días después, el 17, se le toma declaración a su hermano, al que la pequeña había manifestado con anterioridad lo que le sucedía. Y recién para el próximo mes de agosto la infante tiene hora para una nueva evaluación con un profesional idóneo, según le informa a la mamá el Ministerio Publico.
“Mi único error fue dejar pasar 12 días para realizar la denuncia. Yo no le creí inmediatamente a mi hijo. Pero cuando mi hija empezó a orinarse, siendo que ya había dejado los pañales, se empezó a aislar y no quería comer en la sala cuna, ahí reaccioné.
Algo le estaba pasando y algo muy malo. Pero no por eso va a haber tanta demora en recabar los antecedentes. Incluso yo le entregué al fiscal los informes de la sala cuna y de la psicóloga particular a la que llevé a mi hija” expreso angustiada. Según expresa esta desorientada madre, los exámenes preliminares que se le tomaron en el Instituto Médico Legal no sirven ya, por el hecho de haber transcurrido varios días desde que se produjo la supuesta agresión. Sólo un examen acucioso arrojaría un resultado real sobre si su hija fue o no violentada sexualmente, y esto se lo manifestó el mismo profesional que la atendió en dicha oportunidad.
La señora María, como haría cualquier madre o padre en su lugar, ha tocado muchas puertas, ha solicitado apoyo a diferentes personas, pero sin embargo nadie le ha ayudado en forma concreta y el caso se ha seguido dilatando. El presunto culpable sigue libre, la menor en este minuto está sin apoyo psicológico, su familia con el temor de que este hecho quede impune o que esta situación se repita y que afecte a otra menor.
Su lucha por esclarecer esta situación y encontrar justicia ha llegado al punto que decidió hacer un llamado público a quienes estén pasando por una situación similar para aunar fuerzas y en conjunto buscar justicia.
Viviana Villanueva Casas
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