LA COLUMNA ROTA/ VERÓNICA VILLALVAZO
Hace ya cuatro años se dio a conocer una noticia que una vez más dividió a la de por sí ya polarizada sociedad oaxaqueña. Leticia Valdés Martell denuncio la violación de la que había sido objeto su pequeño hijo de ese entonces cuatro años de edad, en el Instituto San Felipe, el que por sus relaciones con el poder sigue con las puertas abiertas para seguir "recibiendo" niñas y niños al cuidado de quienes deberían protegerlos.
Mucho ha pasado desde entonces, como ataques contra la madre de este pequeño, quien ha padecido desde violencia psicológica, amenazas de muerte, descalificaciones aludiendo a su vida personal; otra forma de violencia, la división de la "moral".
El pasado 26 de enero de 2011, en la sesión ordinaria de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se analizaron y pusieron a discusión los proyectos de resolución de los amparos directos 14/2010 y 15/2010, referentes a la violación equiparada de un niño de cuatro años de edad, hijo de la señora Leticia Valdés Martell.
Por el solo hecho de estar presente una vez más en el lugar donde se supone se debe procurar, proteger, a la sociedad y más aún a nuestros pequeños, y la cual la mayoría de las veces pareciera que actúa a favor de quienes violentan y no de los violentados, el corazón de Leticia Valdés Martell no dejaba de latir apresuradamente, las manos hacían comparsa con su mirada, denotaban angustia, ansiedad, en sus ojos no se podía leer más que las preguntas que desde hace años es visible en ella: ¿qué pasará, habrá justicia para mi pequeño?, lo que pareciera es una tortura más a las muchas que ha padecido Leticia, en su derecho por exigir justicia para su pequeño.
Luego de casi tres horas de espera, se abrieron las puertas de la sala uno, en los primeros asientos Leticia Valdés y sus abogados se instalan para escuchar con todo el protocolo requerido el dictamen, que fuera durante las horas de espera se rumoraba, había generado discrepancias entre el presidente, ministro Arturo Zaldívar Lelo De Larrea, José Ramón Cossío Díaz, Guillermo I. Ortiz Mayagoitia y Olga Ma. del Carmen Sánchez Cordero, por esa causa inició la sesión casi a las dos de la tarde.
Al iniciar su ponencia Cossío Díaz y entonces escuchar el voto en contra las razones por las cuales optó por defender lo indefendible, Leticia Valdés, solo pudo expresar "es mentira, mentira", cuando se sugirió que faltaban elementos para darle la razón al pequeño violado. De inmediato un guardia de seguridad le tomo el hombro y le pidió que se callara o le pedirían que abandonara la sala.
Luego de casi media hora de exponer el por qué el voto en contra, se espero la votación del resto de los ministros y la ministra, dos a favor, dos en contra. El corazón de Leticia Valdés se encontraba una vez más igual de partido que esa votación, una vez más en entre dicho la verdad de su hijo, ¿qué interés podría tener un niño de cuatro años en aquel tiempo de señalar lo que estaba sucediendo en su escuelita?, si Leticia Valdés fuera esa mujer manipuladora que ha usado a su hijo para "mentir", y la cual ha sido cuestionada como si fuera la culpable de los hechos, condenada por muchos medios de comunicación nacional e internacional y apoyada por otras tantas, ¿qué provecho tendría Leticia Valdés mintiendo u obligando a su pequeño a mentir?
Hoy ya con el nuevo nombramiento del ministro que podría equilibrar la balanza a donde debe estar inclinada a la justicia, a la defensa y protección del pequeño de Leticia Valdés, nuevamente el corazón de la madre coraje se encuentra resquebrajado, esperado a que le sea notificada esa nueva fecha, donde por derecho debe exigir justicia, donde por derecho los ministros deben castigar a quienes incurrieron en este grave delito, que aunque para muchos ha sido "político", "mediático", para Leticia simplemente lastimó lo que más ama en la vida, su hijo.
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