Es un juego. Es algo bueno, pero no se lo digas a nadie, es la advertencia silenciosa y el preámbulo al abuso sexual infantil.
En su mayoría, los casos de esta agresión son cometidos por familiares. Todo inicia con la manipulación y a través de la confianza, reconoció Fabiola Ocón, coordinadora general de la Asociación para el Desarrollo Integral de Personas Violadas (Adivac).
En entrevista, detalló que 96 por ciento de los agresores es conocido, de los cuales 60 por ciento es un familiar.
De las personas agredidas sexualmente sólo unas cuantas logran rehabilitarse por completo, tratamiento que les lleva de uno a cinco años, reconoció Graciela Arroyo, coordinadora del grupo MUSA, el cual se dedica a apoyar a víctimas.
Frente a este escenario, Guadalupe Cruz, coordinadora de proyectos de Católicas por el Derecho a Decidir, hizo un llamado a la sociedad a reflexionar, pero sobre todo a la Iglesia católica a dejar a un lado los señalamientos injustos, pues se estima que 88 por ciento de las mujeres que abortan por violación o falta de recursos económicos pertenece a esta religión.
El abuso sexual hacia niños y mujeres es un problema más grave de lo que creemos y aceptamos, insistió Graciela Arroyo, quien informó que al día la asociación MUSA recibe entre siete u ocho llamadas por abuso sexual.
La recuperación de estas víctimas, detalló, es difícil, pues depende de la personalidad de cada una, ya que su vida se ve afectada completamente, agregó.
En el caso de las violaciones en las que se registra violencia física, se sabe que en 85 por ciento se comete por desconocidos y en 15 por ciento por algún conocido como novio o ex novio, detalló Fabiola Ocón.
Hay muchos casos en los que se presentan niños violados, víctimas de un familiar y cuya madre ha sido agredida por el mismo, añadió.
Es el miedo a denunciar lo que detiene a las víctimas, pero sobre todo los señalamientos injustos, insistió Guadalupe Cruz de Católicas por el Derecho a Decidir.
Esto se agudiza en las mujeres, a quienes siguen castigando y culpabilizando, sin embargo actualmente una de cada cinco mujeres en nuestro país aborta y la mayoría son católicas, añadió.
La Iglesia católica debe reflexionar y no decidir respecto de la vida de las mujeres, pues esta religión es amorosa y misericordiosa, y acoge a todos por igual, por lo que no podemos voltear la cabeza y ojos y no mirar una realidad dolorosa, pues lo que requieren estas mujeres es comprensión y no abandono, y señalamientos injustos, añadió.
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