jueves, 9 de junio de 2011

La consentida.

Quieres el celular con cámara ¿no? Entonces quédate calladita, por que de todos modos nadie le va a creer a una escuincla tan fea como tú y además piensa en la madriza que te va a poner tu mamá cuando si se entera que me andas seduciendo. Eso era lo que decía su papá mientras se vestía con prisa para irse a trabajar.

"Ale" una niña de 2do grado de secundaria y apenas 14 años comenzó a levantarse de la cama tratando de contener el llanto, ¡como odiaba a su padre cuando se colaba a su cuarto y empezaba a tocarla, como le provocaba asco su aliento mientras le decía “que rica estas hijita” “por eso eres mi consentida” “ándale pendeja, aprende a ser mujer y muévete”.
Pero no había tiempo para llorar estaba por llegar su abuela a ayudarle a cuidar a sus hermanos y no le gustaba encontrarla acostada “Últimamente estas muy rara hijita” solía decirle su abuela mientras calentaba la comida para ella y sus hermanos “¿Pues que te pasa?”
Ya no sabia que contestar, no se puede tener dolor de cabeza cada día, ni estar preocupada por las tareas al grado de no querer comer,  así que contestaba :  Nada, nada abue, son ideas tuyas… que me va a pasar a mi.  Se levantaba de la mesa y se refugiaba en su cuarto pensando como salir de esa pesadilla,  nadie le creería decía su papá, ella era una niña y a las niñas nadie las escucha,  ¿y si se  largaba de la casa?  ¿A donde iría?  Los días pasaban y nada cambiaba en casa tendría que esperar a ser mayor.
Pero para alguien observador como la abuela,   conocedora de los suyos, las cosas no estaban  claras,   anidaba en su corazón temor por sus nietos, sobretodo por  Ale, que estaba tan cambiada,  tan triste los últimos tiempos.
Armándose de paciencia espero el momento oportuno para hablar a solas con ella,  hablo y hablo,  pregunto y pregunto hasta que  aquel dique de temor  de la pequeña se derrumbo y entre lagrimas y miedo de que no le creyera su abuela, le conto lo que ocurría.
Nada importaron entonces las amenazas del padre,  simplemente no podía callar mas el abuso al que era sometida, mientras su madre era quien tenia que salir a trabajar y ella se quedaba con  su papa en casa,  Ale le conto todo, primero a su abuela y después  en la delegación donde su abuela la llevo para levantar el acta. 

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