domingo, 21 de febrero de 2016

Los niños tienen que poder reconocer un abuso sexual”



18 FEBRERO 2016
El caso Maristas, de presuntas agresiones sexuales, con 10 denuncias a los juzgados y 6 acusados, de momento, ha dejado al descubierto las carencias del sistema para detectar estos y otros tipos de abusos y matractaments infantiles. Los protocolos que sirven para que diferentes departamentos se coordinen al mismo tiempo de prevenir y evitar la pederastia, no han servido de nada. Legalmente un juez no puede investigar de oficio este tipo de delito. Estos casos sólo van a juicio si el afectado quiere, por lo tanto sin denuncia es imposible hacer nada. Pero si los Mossos y la Fiscalía, como es el caso, están alertados sí pueden recurrir a la dirección deneral de la Infancia y la Adolescencia para que proteja a los menores. La prevención, una vez más se perfila como el arma para evitar casos como los de los Maristas, y eso pasa por la enseñanza. Para la conselleria y para la educación que reciben a los niños. Un factor clave para Maria Jesús larios, adjunta al Síndico por los derechos de los niños y los adolescentes.
Maria Jesús Lario, adjunta al Síndico
¿Qué ha fallado en el caso de los Maristas?
Para mí la clave es que el departament de Ensenyament es el firmante de este protocolo. La conselleria d’Ensenyament firma este protocolo y como tal ella es responsable, como cualquier otro departamento, de hacer cumplir este protocolo. Y en ningún momento se hace ninguna distinción de centros públicos y concertados. Ni en este protocolo ni en lo que tienen de conjunto Ensenyament i Benestar Social, que es del 2012. No se hace ninguna distinción, por lo tanto yo creo que eso no admite demasiada discusión.

Para mí la clave es que el departament d’Ensenyament es responsable de hacer cumplir este protocolo
¿Por qué las escuelas no tienen este conocimiento? ¿Se ha producido un error del departament d’Ensenyament de no explicar este protocolo a todos los centros?
En general en el tema de abuso sexual infantil, de maltrato infantil, hay falta de información. En general, entre los profesionales de escuelas, de servicios sociales, de todo tipo. Desde el año 2009 hacemos un informe extraordinario sobre protección y una de las cosas que se dice es que las escuelas tienen la obligación de detectar maltratos. Pero las escuelas, a veces, los profesionales y, seguramente con razón, por falta de recursos, y porque defienden que su función es la docencia, no han hecho tan suya la detección de maltratos. Nosotros siempre hemos combatido esta idea.

¿Qué dice el protocolo sobre el papel de las escuelas?
El protocolo las sitúa como agente de detección y de protección. Porque el protocolo no olvidamos que viene del caso Alba. El caso Alba era una niña que iba a la escuela y había dado signos de desatención. Alba daba signos de desatención muy claros y eso no se comunicó. El protocolo sitúa a la escuela como un actor de defensa de derechos y detección de maltratos. Falta que haya una verdadera asunción de este rol, un conocimiento por parte de maestros, claustros, consejos escolares, etcétera. Y también, que haya una verdadera formación en los propios niños.

Los niños tienen que reconocer qué es un beso dado por una persona que le quiere o qué es un beso que no le tienen que dar
¿Cómo se tiene que explicar a los niños y niñas?
Los niños deben saber que hay maltratos. Qué es el maltrato. Los niños deben poder reconocer qué es un abuso sexual. Tienen que poder reconocer cuando un adulto o un igual se le acerca de manera inadecuada. Tienen que poder saber qué es un beso dado por una persona que le quiere o qué es un beso que no le tienen que dar. Eso lo tiene que poder identificar un niño. Y si no se lo enseñamos no lo sabe identificar. Faltan muchas campañas también con los niños. Qué sepan reconocer qué es lo que no se puede admitir. No olvidemos que es un tema muy complejo porque en el abuso sexual, normalmente, el abusador no es una persona violenta. No es una persona que te está maltratando. Te está haciendo alguna cosa que tú no entiendes que te está pasando. Y los niños tienen que estar formados, y eso es lo que nos falta. No está en las escuelas. Y es una tarea que tiene que asumirla muy claramente el departamento que forma a los niños, independientemente de lo que puedan hacer después otras instancias como Mossos d’Esquadra, es una tarea que tienen que hacer los propios docentes o expertos de las escuelas.

¿Quizás lo más fácil es trabajarlo desde la propia escuela?
La escuela tiene que tener en sus contenidos, ya sean tutorías, ética, educación para la ciudadanía… una formación en derechos a los niños y una formación en lo que son la negación de los derechos, que es el maltrato. La escuela lo tendría que hacer con mucha normalidad. Además, si quieres hacemos campañas y educación sexual, y hacemos todo lo que haga falta, pero la escuela tiene que integrar los derechos de los niños como un conocimiento que tienen que tener los alumnos.

Estamos hablando de un tema que todavía se tabú en según qué tipo de centro. ¿Quizás en algunos tipos de centro más?
Yo no me atrevería a decir que en unos centros más que en otros. En parte, todavía nos cuesta a la sociedad admitir que hay abuso sexual infantil. Hay informes desde el Consejo de Europa, y de Save the Children, muy exhaustivos, que hacen una buena diagnosis. Hay que ser consciente de que el 80% de maltratos infantiles están en el ámbito familiar, y eso cuesta mucho de admitir. Supone un descalabro. Primero hay que admitir que existe y después hay que formar. Si no rompemos esta barrera previa, no haremos formación y yo creo que hay mucha incomodidad en torno al abuso sexual infantil. Hay mucha incomodidad, desconocimiento, y por lo tanto hace falta mucha formación en las escuelas pero también en centros de ocio, de protección; también hace falta que los educadores estén formados.

El protocolo no es una arma mágica
¿Qué ha pasado para que desde que se hace el protocolo el año 2006 hasta ahora no se haya acabado de desplegar, no se haya hecho formación en las escuelas?
Hay una parte de la administración que tiene una continuïdad. Todo eso es una cadena que no se detiene y dentro de esta cadena, lo que reclamamos del departament d’Ensenyament es que haga cumplir el protocolo. Que las normas de funcionamiento de los centros, igual que se les pide que tengan un reglamento de régimen interno, igual que se les reclama aplicar el régimen disciplinario, el decreto de derechos y deberes… también tienen que obligar a conocer los protocolos y a aplicarlos, y a escuchar a los alumnos. Eso también es muy importante. Aparte de formar a los alumnos los tenemos que escuchar. Las escuelas tienen que escuchar más al alumno. Deberían haber canales a través de los cuales el alumno que tuviera un malestar lo pudiera explicar. Las escuelas lo deberían tener como elemento clave, desde que empieza en P3 hasta que acaba la primaria y continúa a la secundaria. Tendrían que haber canales adaptados a cada edad. Porque a veces se centra la docencia en la consecución de conocimiento pero no escuchamos. Y si no escuchamos nunca podremos llegar a protegerlos lo suficiente.

En el caso de los Maristas, la escuela no informa y la DGAIA, por lo tanto, no se entera…
No.

¿En ningún momento?
Según nos ha dicho a nosotros, en ningún momento se le comunica nada en la DGAIA. Es una de las cosas que señalamos como un error del protocolo. Porque la DGAIA tiene una función que le asigna la ley de protección del niño en general. Es la que debe promover la difusión del protocolo, la que tiene que liderar que todo el Gobierno se coordine de manera que cuando haya alguna denuncia se activen mecanismos. Es donde la ley prevé que debería existir un organismo específico para centralizar cualquier denuncia o sospecha de maltrato. La DGAIA, en el caso de los Maristas, no tenia conocimiento pero desde la sindicatura le reclamamos una actitud más proactiva al mismo tiempo de defender a estos niños. Que la sociedad la perciba como la unidad del gobierno que tiene la responsabilidad máxima de defender a los niños, como organismo transversal.

¿Se le puede reprochar alguna cosa a los Mossos, el fiscal y al juez? ¿Hubieran podido hacer alguna cosa más? De oficio un juez no puede actuar si no hay denuncia en estos casos… ¿pero la policía y el fiscal?
La fiscalía hace una intervención y el juzgado de instrucción, una vez la familia denunciante no lo ratifica, lo acaba archivando. La fiscalía, de acuerdo con el artícle 191 del Código Penal, era la única que podía continúa el proceso y no lo hace. Nosotros no podemos valorar esta circunstancia.

Pero la fiscalía hubiera podido avisar la DGAIA…
Aquí sí que hay un tema de protocolos y sí que creemos que hubiera estado bien. Una cosa es el procedimiento judicial, pero planteamos que se debería haber notificado a la DGAIA.

¿Y los Mossos?
Pues, también. Los Mossos son parte firmante del protocolo y también señalamos como un error importante el hecho de que no notificaran a la DGAIA el conocimiento que había tenido de los hechos los Maristas.

¿Hubiera evitado alguna cosa el protocolo? ¿Al menos, evitado los casos más recientes?
El protocolo no es una arma mágica. Prevé que si hay una denuncia se tiene que comunicar a las administraciones. Si no se hace esto primero, el protocolo es papel mojado. Pero si el centro docente lo comunica al departament d’Ensenyament, i el departament d’Ensenyament lo comunica a la DGAI, aquí hay unos actores que pueden desarrollar actuaciones para evitar otros posibles abusos. A mí no me gusta hacer ficción, el qué hubiera pasado si…  Lo que sí que es cierto es que los protocolos lo que hacen es que las partes que tienen responsabilidades diversas en atención a los niños se coordinen y actúen para defender a aquel niño.

Si en un centro hay un acoso grave se tiene que comunicar
¿El protocolo es de obligado cumplimiento?
Es un compromiso que asumen los departamentos. No es una norma jurídica sino que es un compromiso que firman las partes, es un acuerdo. Si un departamento de la Generalitat firma un protocolo se entiende que se obliga a cumplirlo. Ante un hecho tan complejo lo que hace es intentar establecer pautas para coordinarse e informarse mutuamente. Y el protocolo lo que quiere prevenir es que no quede ningún flequillo

Más allá del protocolo hay un decreto que dice que si hay sospechas claras de una situación de maltrato se debe decir. ¿Sería eso lo que acaba obligando a la escuela, no?
Los centros tienen la obligación de avisar de todo aquello importante que ha pasado en relación a los derechos de los niños. Por lo tanto si en un centro hay un acoso grave se tiene que comunicar.

¿Y lo comunican?
Entendemos que la inspección de enseñanza cuando hace el contacto habitual con los centros conoce todo lo que pasa de trascendente en el centro. Y de hecho, para acabar de cerrar este flanco, hemos recomendado que la inspección juegue un papel activo al mismo tiempo para proteger. Que la propia inspección cuando hace su tarea se implique en la observación de supuestos de maltrato pregunte por posibles casos. Pero creemos que las escuelas ya tienen esta obligación.

¿No les han dicho nada los Maristas?
No. Esperamos a ver.

(Fotos: Sergi Alcazar)

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