miércoles, 17 de abril de 2019

Abuso sexual infantil: cómo se sale del silencio

(Imagen ilustrativa / Archivo).
  • El develamiento tras el ataque sexual en la infancia es clave.
La intervención en casos de abuso sexual infantil exhibe una complejidad asociada a las dificultades de la detección.
Una investigación realizada con base en los casos atendidos en la Unidad Técnica de Psicología del Ministerio Público Fiscal de la Provincia de Córdoba, entre junio y diciembre de 2016, indica que el rango de edad en el que más se produce es entre los 12 y los 14 años (26,3 por ciento) y, en segundo lugar, entre los 5 y 7 años (20,5%). Además, a partir de los 9 años, hay una prevalencia de las mujeres por sobre los varones.
El trabajo, que surgió del análisis de 624 casos en los que las víctimas fueron menores de 18 años –quienes pasaron por la entrevista que se hace en la Unidad Técnica de Psicología una vez realizada la denuncia–, fue presentado ayer en el Centro de Perfeccionamiento Ricardo C. Núñez del Poder Judicial.
El libro incluye descripciones desde distintos abordajes, incluido el desarrollado por el equipo dirigido por las psicólogas Carolina Wortley y Claudia Sala.
El estudio indica que la mayoría de los casos se producen en un ámbito intrafamiliar o son cometidos por un conocido (80%). Por eso los autores y los presentadores insistieron en la importancia de las acciones de prevención, incluida la aplicación de la educación sexual integral con contenidos curriculares adecuados a cada etapa.
La fase de develamiento del abuso –que en muchos casos es un “secreto” que el niño o adolescente se preserva, al menos por un tiempo– es clave. Debido a ello es uno de los puntos más importantes de la investigación, que incluye el análisis de múltiples aspectos que la atraviesan, como el modo en que sucede, el momento, a quiénes se revela y el motivo que lleva a niños y a adolescentes a contar.
En el 73% de los casos abordados, los niños contaron voluntariamente lo que les había ocurrido. “Por eso hay que estar atento a ese primer relato y hay que creerle al niño; si no, se corre el riesgo de que quede silenciado, no vuelva a buscar ayuda y se profundicen las consecuencias psicológicas”, indicó Sala.
A pesar de que la mayoría de los abusos son intrafamiliares, las víctimas siguen acudiendo en su mayoría (casi el 60% de los casos analizados) a sus padres para contar lo que les pasó. Del trabajo se desprende también que, en la mayoría de las situaciones descriptas, recibieron de los progenitores apoyo y contención.
En cuanto al tiempo de develamiento, el 30% lo contó en forma inmediata y un 25%, después de un año, lo que indica que si el “secreto” no se revela a tiempo, transcurre mucho hasta que pueda salir a la luz.
En un amplio número de casos, si el delito sexual no se repitió o fue perpetrado por un desconocido, el niño o adolescente lo cuenta de manera inmediata.
En cambio, cuando el abuso fue cometido en forma reiterada y tuvo características más graves, el develamiento es más tardío. Según el análisis, el 57% de las víctimas –aun los niños muy pequeños– tenía una comprensión clara e inmediata de que lo que había vivido “estaba mal”. Para las especialistas, este es un dato alentador, ya que puede atribuirse a una mayor conciencia y educación en el tema. Aun así, hablan de la gran “cifra negra” de los casos de abuso que no pueden ser estudiados porque no se denuncian.

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