Concentración en Bilbao para denunciar los abusos sexuales a menores.Foto: Borja Guerrero
BILBAO- Durante décadas silenciado, el abuso sexual infantil empieza a formar parte de la agenda informativa a raíz de la multitud de casos surgidos en los últimos años. Sin embargo, ¿damos los medios de comunicación un tratamiento adecuado al tema? Esta es la pregunta que tratarán de responder hoy en Bilbao las ponentes de la cuarta Jornada de Comunicación e Infancia, que organizan conjuntamente cada año Unicef y Save The Children y que en esta ocasión tratará sobre la violencia contra los niños y las niñas: el papel de los medios.
“En los casos que son muy mediáticos se pueden agravar las vivencias de las víctimas si son tratados con morbo”, advierte Ainhoa Azurmendi, consultora deportiva y profesora de Psicología en la UPV/EHU. “Los medios de comunicación tenéis una tremenda responsabilidad de informar y formar. Hay que destapar los casos y visibilizar la existencia de este problema, no obstante, creo que no se puede entrar tanto a contar los hechos desde el morbo, los detalles, incluso el tema de los datos identificativos. El papel de los medios debería ir más por formar, sensibilizar y ayudar. Por ejemplo, en la reivindicación de una mayor formación o por un cambio de la legislación”, explica.
Para Azurmendi, que hablará durante la jornada de las secuelas psicosociales del abuso sexual junto a su compañera Irune Corres, “la educación es la mayor prevención”. “Un porcentaje muy alto de los casos se producen en el ámbito familiar, es muy importante que los niños y niñas sepan identificar esas situaciones”, señala. “Y, luego, en caso de que ocurra, hay que contar con herramientas para poder actuar”. La profesora de Psicología destaca la importancia de abordar el tema de forma integral y coordinada. “Tendría que haber una coordinación y una mayor convicción, sobre todo institucional, porque para abordarlo desde una perspectiva integral es fundamental que el ámbito institucional esté liderando con recursos, con un marco legal que se adapte a las circunstancias y que no esté obsoleto, como es el caso. Creo que es un tema que debería estar en primera fila”, subraya.
En cambio, lamenta que ni siquiera exista una investigación con datos cuantitativos sobre el alcance de la incidencia. “Eso es fundamental para luego diseñar políticas e intervenir. El mayor conocimiento ayuda a hacer una mejor labor de educación y sensibilización”. En esa línea, señala también que “hay cierta proliferación de materiales de sensibilización, pero lo que hay que hacer es garantizar que se trabajan en los centros escolares”, apunta.
BUENA LABOR SOCIALIrune Corres es psicóloga y durante los últimos quince años ha trabajado en el campo de la desprotección infantil. “A nivel social se está haciendo muy buena labor, pero queda mucho. En general, en torno a la sexualidad todavía hay mucho silencio, mucho tabú, mucha negación, y eso entraña diferentes problemáticas”, sostiene la profesora e investigadora de la UPV/EHU. Una de ellas es que “en torno al abuso sexual infantil hay bastantes creencias erróneas y eso muchas veces resta credibilidad al testimonio o las revelaciones. Por ejemplo, en cuanto a la persona agresora, se cree que son personal marginales, ahí entra el mito del monstruo, porque no se puede tolerar que sea el profesor de gimnasia o una persona que aparentemente no se sale de la norma”.
“Hay que hablar de sexualidad y de eso que ocurre en la sexualidad que no es correcto y que no hay que tolerar”, insiste. “Por suerte, ahora se habla cada vez más del tema en los medios, sobre todo de los casos que han ocurrido en el entorno de la Iglesia, pero las estadísticas dicen que la mayoría de los casos de abuso sexual infantil son intrafamiliares. En ese sentido tenemos muchísima labor que hacer de visibilización, de concienciación y, sobre todo, de prevención”, apunta. Durante su exposición, ambas hablarán de la culpa, una de las secuelas más frecuentes del abuso sexual. “Está también el riesgo a la repetición, sobre todo en los casos que el abuso haya sido reiterado, el desamparo psicológico, baja autoestima, aislamiento social”, subraya Corres.
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