miércoles, 5 de junio de 2019

El abuso sexual infantil





Frente a la más vergonzosa patología nacional, la gente se limita a rasgarse las vestiduras y el Estado a prometer. Y nada pasa.


Al otro día de publicadas la estadísticas anuales de Medicina Legal sobre el abuso sexual infantil, la inmensa mayoría de los que las leyeron no se acuerda de los cientos de menores violados cada día. Nadie parece conmoverse con que el 70% de ellos esté entre los cinco y los 14 años de edad. Ni que esa estadística haga parte del 30% que se reporta, pues del resto no se sabe nada. Ni que la impunidad en los casos reportados sea cercana al 100%. Ni quedesde 2016 a febrero de 2019, 35.327 niños fueron atendidos en el ICBF por abuso sexual, mientras que otros 30.631 llegaron por maltrato físico y psicológico. Tampoco parece impresionar a nadie que la inmensa mayoría de los violadores sean familiares, conocidos, amigos o allegados al núcleo más íntimo de la familia.

Ante este aterrador panorama el gobierno propone* “Nuevos decretos para castigar a los abusadores e inhabilitarlos para ser contratados; crear un grupo elite dentro de la policía para recolectar pruebas para que la fiscalía pueda judicializar con mayor celeridad a los abusadores” (Pero ojo: para ambas estrategias es necesario identificar a los violadores cosa que hasta ahora no ha ocurrido en la inmensa mayoría de los casos); “crear mecanismos para dar respuestas integrales rápidas ante las violaciones con participación de medicina legal; crear nuevos fondos de financiamiento para atender los casos de explotación sexual y crear una alianza global contra la violencia infantil que busca eliminar todo tipo de violencia contra los niños”.


Deseo los mejores resultados a esta propuesta, pero soy escéptico porque me suena a los mismos planes bien intencionados de siempre que se quedan en el papel, pues nunca hay presupuesto suficiente. Y suelen terminar siendo “campañas” de corto vuelo confiadas a
una burocracia estatal paquidérmica y diseñadas para solucionar un problema gravísimo del comportamiento humano enclavado en las entrañas del alma nacional sobre el cual sabemos muy poco.


Lo que sí sabemos es que los abusos sexuales infantiles casi siempre son perpetrados por conocidos dentro del seno familiar. El espectro es amplísimo y va desde la mujer humilde que vive con un hombre que abusa de su hija de 10 años, hasta el patriarca Estrato 14 que manosea a sus nietas. En ambos casos los que podrían defender a las víctimas del abuso, miran para otro lado.

Ese silencio siniestro guardado por años es lo que podría investigarse a través de un estudio descriptivo con las familias de las víctimas que se han atrevido a denunciar ante el ICBF los abusos, para determinar, entre otros temas, las actitudes y comportamientos que facilitan tanto las conductas como su ocultamiento, las características de las víctimas y los violadores y la forma como se inicia y se perpetúa el crimen.

Los resultados de esta investigación servirían para trazar políticas que permitan disminuir la incidencia de la más vergonzosa patología nacional.

No hay comentarios: