lunes, 1 de julio de 2019

Violencia sexual: realidad escalofriante



El informe que reveló Medicina Legal sobre la violencia contra los niños es escalofriante.
Abandono infantil, maltrato y abuso sexual, son las agresiones más frecuentes de las que son víctimas los niños. Las cifras demuestran que no son casos aislados, al contrario, se ha alcanzado una dimensión sistemática que estamos lejos de resolver ya que los niños NO son la prioridad del país.
Las cifras muestran que los casos de violencia sexual crecieron un 9,5%. El 87% de las víctimas tenían menos de 18 años, siendo los más afectados los niños entre 10 y 13 años. De ese total de mujeres, el 42% fueron menores de edad que quedaron en embarazo. La mayoría de los victimarios son un familiar o conocido. Los colegios también aparecen en el reporte con un 3,10% de los registros.
Malas noticias: el abuso se puede estar dando en la habitación contigua a ustedes.
Prevenir el abuso sexual infantil es una tarea difícil para los padres y la sociedad en general, y es que nunca llegaremos a entender cómo alguien puede cometer un acto inhumano en contra de un niño indefenso.
Los padres deben reconocer que el abuso sexual existe y que su hijo puede ser uno de ellos y que este crimen se da en TODOS los estratos.
La semana pasada me encontré con una amiga y le pregunté: ¿Le hablas a tu hija de la violencia sexual? Me contestó: No, cómo se te ocurre; si tiene solo 2 años.
A todos los niños, sin importar su edad, se les debe hablar sobre este tema.
La primera estrategia de prevención frente al abuso es establecer una relación de confianza entre padres e hijos para que los niños puedan contar cualquier cosa que les ocurra.
Enseñarles desde muy corta edad a identificar las partes de su cuerpo que son privadas y que no deben ser tocadas por nadie. Decirles cómo distinguir caricias y acercamientos inapropiados y cómo reaccionar ante situaciones que les generan incomodidad. Mostrarles los secretos que pueden guardar y los que deben contar. Decirles qué personas les pueden brindar apoyo ante situaciones de peligro.
También debemos estar atentos a señales que muestran que los niños han sido víctimas como conductas agresivas, ansiedad, huida de la casa o del colegio, disminución del rendimiento escolar, llanto repentino o manifestación de comportamientos sexuales inapropiados.
En nuestras manos está que evitemos que los niños sean víctimas de esta atrocidad.
Estas cifras no pueden seguir siendo números de indignación de un día; debemos actuar, es la única forma de proteger a nuestros niños de esta sociedad enferma en la que vivimos.

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