Según un estudio realizado sobre tolerancia a la explotación sexual de personas menores de edad en Centroamérica, Panamá y República Dominicana reflejó que el 95% de las 8 mil 767 personas encuestadas reconocen a la explotación sexual como un delito, pero el 24.8% dijo que no haría nada frente a un caso de abuso. El estudio fue realizado por el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Según la investigación se confirmó que el nivel de tolerancia de la población de la región y del país se mantiene, y que las denuncias hechas por la sociedad son cada vez menos comunes.
“No es suficiente con la Ley, debe haber preocupación por la elaboración de campañas de información que conciencien y sensibilicen a la población general sobre el grado de vulnerabilidad de estos niños, niñas y adolescentes”, establecieron los representantes de la OIT y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Agrega que no hacer nada es la opción de una de cada cuatro personas frente a actos de explotación sexual, mientras el 18% afirmó que denunciaría a la persona menor de edad y el 45% al cliente explotador.
“El que más de una de cuatro personas de la región conozca lugares donde se pague por sexo a personas menores de edad es una situación preocupante”, considero Elías Dinzey, coordinador nacional de la OIT-IPEC.
En el caso dominicano, el 33.4% denunciaría al explotador, el 27.6% a la víctima, el 23.9% no haría nada y el 15.1% hablaría con los padres. Los datos anteriores denotan que una tercera parte de las personas entrevistadas denunciaría al explotador y que más de la mitad elegiría por denunciar a la víctima, no hacer nada o hablar con sus padres.
Ese porcentaje de personas que denunciaría al explotador (33.4%) constituye el más bajo de la región.
“Debemos trabajar unidos para terminar con la tolerancia social a este delito, que se hace tan común que empieza a verse como normal. Debemos dejar de acusar a los menores de edad como los responsables de la seducción, ellos son las víctimas, no hay por qué confundir”, aseguró la representante de Unicef en República Dominicana, Francoise Gruloos Ackermans.
Los lugares donde se practica este tipo de delito recurren a la clandestinidad para poder sostener el negocio. Esto explica que de 2005 a 2008, se experimentara un descenso de 31% a 22% en el número de personas que tienen conocimiento sobre los locales donde los niños, niñas y adolescentes son objeto de explotación sexual.
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