jueves, 27 de agosto de 2009
ADULTOS SOBREVIVIENTES DE A.S.I.
El abuelo Ignacio era muy querido y admirado por Juancito. Siempre que iban con sus padres a visitarlo los domingos, le contaba historias de cuando era marino, a principios de siglo 20. De cómo navegó en un barco mercante a velas y así vino de su Italia natal. El anciano conservaba esos elementos tan característicos de un marinero (el abrigo con grandes botones, la navaja hecha a mano, el reloj de bolsillo.). Hacía barquitos dentro de botellas. Sabía hacer nudos de todo tipo. Tenía muchas historias increíbles.
Un domingo cuando Juan tenía alrededor de 9 años los abuelos fueron de visita a la casa donde vivía el niño. A pasar el día en familia . Y todo iba bien, como siempre, hasta que el abuelo llevó a Juan a un cuarto donde estaban solos, e hizo cosas con él que no podía entender; y lo obligó también a hacer otras cosas. No es que a Juan le parecieran buenas o malas, simplemente que no las entendía. Que nunca se le habían cruzado por la mente. Mientras esto pasaba el abuelo decía que no debía contarle a nadie lo que pasaba, que debía ser un secreto entre ellos.
Este hecho se repitió otras veces.Hasta allí el recuerdo.
Esto que parece tan fuerte y de lo que no creo que sea necesario detallar más, por alguna razón quedó borrado en la mente de Juan durante 37 años. Durante ese tiempo creció, construyó una vida de adulto, se casó y tuvo unos hijos hermosos.
Técnicamente alguien que vivió una situación de incesto de este tipo, es considerado adulto víctima de Abuso Sexual Infantil Intrafamiliar (A.S.I.I.). Actualmente los autores usan un término mucho más adecuado que "víctimas": los llaman "sobrevivientes".
Es frecuente ver a profesionales y organizaciones ocuparse de niños que han sido abusados. Los juzgados del menor en cada ciudad están abarrotados de situaciones de este tipo. En todos los casos, la realidad que muestran los psicólogos y asistentes sociales encargados de tratar con estos temas, es que la cantidad de casos es tan grande que superan completamente sus posibilidades.
Esos niños de uno u otro modo comienzan a ser tratados desde ahora por lo que han sufrido.
Pero en los hogares hay una cantidad mucho mayor que nunca van a tener la oportunidad de contarle a nadie lo que les pasa. Guardarán estos hechos en la más absoluta soledad y secreto y crecerán con ello en su mente y en su corazón. Se harán adultos y vivirán sus vidas, en muchos casos "olvidándose" de los abusos.
De estos adultos es de quienes les propongo ocuparnos.
¿Qué pasa cuando un niño es abusado?
* Debería experimentar rechazo o resistencia, pero están inhibidos por el temor que genera la relación de parentesco.
* El niño se asocia psicológicamente con su agresor. Se identifican. Se confunden. Se olvida de su propio deseo. El agresor se hace intra-psíquico. Deja de ser alguien externo y se convierte en interno.
* El niño se identifica con su agresor y se siente culpable. Al mismo tiempo es inocente y culpable. En la locura que deviene en su mente, la agresión se vuelve interna. El niño se vuelve su propio agresor, comparte la culpa con el otro.
* El niño necesita generar estrategias de supervivencia. Y vive procesos que van desde petrificación inicial, negación, desmentida, minimización del problema, reducción a "cosa" y aceptar su nueva condición.
* Cuando un niño sufre alguna situación que lo asusta, recurre a sus padres buscando contención, protección. En estos casos no pueden hacer eso, porque hay un secreto. Alguien le dijo "no se lo digas a nadie porque." y hay una amenaza que sigue a los puntos suspensivos. El pequeño siente que si habla será culpable de la destrucción de la familia, de la separación de sus padres, será responsable de mayor destrucción de la que él vive. En su mente, surge la idea de que su secreto mantendrá la familia unida.
El A.S.I no respeta condición social, formación intelectual.
¿Podemos comprender la magnitud del problema?
Si no estamos preparados a ser sensibles, a escuchar, si no estamos entrenados para pensar en esto, no podremos dar ayuda.
Y estén preparados para responder adecuadamente. Muchas veces la persona que busca ayuda necesitará la interacción con un profesional.
¿Puede un adulto sobreviviente de A.S.I recuperarse?
Seguramente que sí, en la medida en que pueda reconocer la causa real de sus problemas, ponerle nombre, identificar las consecuencias que vive. Liberarse de una culpa que no es propia. En la medida en que pueda encontrarse real o espiritualmente con su agresor, confrontarlo para enfrentar sus propios miedos y sentimientos de intimidación y perdonarlo.
Debe irse hacia el pasado a buscar ese niño que quedó en un cuarto a oscuras, sólo y asustado, sucio y lastimado. Se lo debe abrazar, consolar, limpiar, sanar. Se le debe enseñar a llorar.
La sensación será la de recuperación de una inmensa paz. La de dormir mejor, la de aprender a sonreir, la de aprender a devolver el amor que se recibe, la de aprender a amar nuestro cuerpo, la imagen que vemos en el espejo.
Conocer nuestro valor, generar nuestra propia identidad. Controlar nuestras adicciones. Reconocer nuestras conductas. Levantarse de buen humor. Poder pensar en futuro y hacer planes. Conquistar la alegría de vivir.
La sensación de mutilación quedará, como la de alguien a quien le falta una parte de su cuerpo por un accidente traumático. Pero se puede aprender a vivir con esa carencia.
No es cuestión de olvidar el pasado. Los hechos ocurrieron y estarán allí por siempre. Ser sanado interiormente permitirá convivir con lo que es parte de nuestra vida y recordarlo sin dolor.
Es un aprendizaje que puede hacerse. Y vale la pena.
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