“Cuando el abuso sexual se instala, el niño desdobla su personalidad. No puede comprender lo que le sucede, no hay palabras que describan el dolor, el desgarro, el miedo, la tortura y la confusión de algo que le sucede, pero que, al mismo tiempo, no existe en el mundo (…) Hay muy pocos niños que han intentado relatar a alguien lo que les está sucediendo. Esto confirma que no hay nadie confiable en quien reposar. Y que son niños desamparados y solos (…)
No hay abuso posible sobre un niño ó una niña sin el consenimiento de la madre. Lamentablemente los adultos recién podemos constatar esto cuando somos grandes y tenemos más fortaleza para tolerarlo”
Con esto queremos transmitir que si bien, muchas madres de niños ó adolescentes abusados, manifiestan no conocer la situación de abuso… esto se intuye aunque no acceda a la conciencia.
¿Somos malos padres? No, es un dolor desgarrador, buscamos sobrevivir. Muchas veces nos paralizamos, otras resuena en nosotros reeditado situaciones abusivas vividas, no conscientes que generan a modo de defensa la desacreditación de esto que intuimos.
El abuso nunca es un hecho aislado, siempre es un hecho reiterado…
Ningún niño es abusado si no ha transitado previamente el sometimiento, la soledad, el aislamiento dentro de los vínculos primarios. Cuando como padres estamos ocupados, negados, enfocados en nosotros, en nuestro crecimiento, en el dinero…dejamos de mirarlos…los dejamos solos.
Debe haber huella…Esta es la relación de riesgo que posibilita el abuso.
NO LE PASA A CUALQUIERA… No es azar ni mala suerte…
¿Qué habilita el hablar ? Lo habilita una escucha genuina, amorosa, abierta… La palabra que nombre y el deseo de saber… Cuando esto está, encontramos un nombre y un sentido a lo que sentimos, a lo que nos pasa.
Cuando podemos hacer esto, la posibilidad de sanar comienza…
En su libro Crianza – Laura Gutman, aborda de manera clara y explícita el tema de ABUSO:
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