miércoles, 7 de agosto de 2019

¿Qué es el maltrato infantil?

Cuando al niño se lo maltrata, se va minando ese desarrollo sano de la personalidad.

Hoy podemos leer en diarios y portales, la cantidad de casos diarios de maltratado infantil: “En Santa Fe, denuncian un caso de maltrato infantil por día”; así lo denuncian los profesionales del Centro de Asistencia a la Víctima de la Defensoría del Pueblo, además, advierten que hay muchos más casos que los que se denuncian oficialmente.

Durante el 2018, la secretaría de Niñez intervino 82 casos de abuso infantil en Santa Fe, 32 de los ingresos por abuso sexual infantil, en el área de Santa Fe capital; 37 casos en Rafaela y 13 en Vera. El 90 por ciento de las situaciones ocurren en el ámbito intrafamiliar.



Rosario3.com, consultó a Jorge Libman, psicólogo, especialista en psicología psicodinámica, quien afirmaba al respecto: “el maltrato infantil se inscribe dentro del capítulo más amplio de violencia y maltrato. El tema toma cada día más auge; positivamente, ya que la sociedad va tomando consciencia. Se lo visualiza más, toma estado público, autoridades y sociedad se juntan para hacerle frente; por otro lado, lo negativo es que cada día se incrementan los casos de denuncias de maltrato infantil, que incluye violencia psicológica y física y abuso sexual”.

- ¿Cómo podemos definir el Maltrato infantil?

- El maltrato infantil, bajo violencia verbal y física; violencia por abuso sexual e incluso por negligencias, se focaliza en conductas, comportamientos y expresiones verbales que implican abuso de poder con consecuencias que afectan al desarrollo normal del niño.

Hay abuso de poder ya que la víctima es vulnerable dada su etapa de desarrollo y su dependencia. No ha logrado desarrollar sus capacidades psicológicas, cognitivas y físicas y cualquier adulto puede ejercer poder sobre ese niño.

Debemos poner sobre la mesa el concepto de respeto a la autoridad; el respeto a la autoridad debe alinearse con el que el adulto debe al niño.

- ¿Por qué al niño cuando intenta denunciar se minimiza su denuncia? ¿Por qué no se le cree? ¿No es acaso esta actitud una falta de respeto y hasta un abuso de autoridad hacia el niño que padece ese maltrato, o ese abuso?


- Es cierto. Todavía hay sectores en la sociedad que desacreditan la palabra del niño. Aún en esto se ha progresado mucho, tanto en la legislación como en la difusión en generar consciencia social en cuanto a los derechos del niño que se han puesto en vigencia a través de tratados internacionales a los que nuestra constitución da prevalencia sobre la ley local. Esos tratados enumeran detalladamente los derechos de los niños, aunque incluso en los países signatarios esos derechos frecuentemente son violados; esto pasa con el trabajo infantil y con la pornografía infantil.

Se dan las dos vertientes; por un lado ha crecido la consciencia social como así también las variantes de explotación y maltrato.

- ¿Qué es lo recomendable para los adultos? ¿Qué debemos observar? ¿Qué debemos tener en cuenta?

- Debemos observar lo que llamamos indicadores de los niños maltratados. Observar las alteraciones de la conducta habitual del niño. Se pueden ver en las pautas evolutivas, niños que tienen retrasos en su desarrollo, como en el lenguaje, control de esfínteres; niños que están retraídos, que se aíslan, que no pueden socializar. O, por el contrario, niños que tiene una conducta agresiva, irritables, peleadores, conflictivos. Éstas son pautas de alarmas que nos avisan que a nivel del niño hay algún tipo de maltrato o de descuido.

En este punto me interesa enfatizar: por un lado están las situaciones graves, como son los castigo físicos permanentes, el abuso sexual; por otro lado, debemos observar las distintas formas de maltrato cotidiano que no alcanzan ese nivel de gravedad pero que generan déficit en la personalidad del niño.


- ¿En estos casos qué se sugiere hacer?

- En las instituciones a las que concurre el niño, los adultos que interactúan con ellos pueden al observar y, junto a los familiares que no recurren al maltrato, elaborar la mejor estrategia para intervenir; hasta llegar a la denuncia judicial. Lo que debemos tener en cuenta que el niños, cuanto más aislado y solo se encuentre, más en peligra estará.

- En su experiencia profesional, ¿se puede llegar de convencer al violento?

- Al violento es muy difícil convencerlo, sobre todo si tiene un trastorno severo de su personalidad. Yo creo que del violento siempre hay que alejarse. Son raros los casos en los que el violento acepte concurrir a una terapia, a grupos de autoayuda, o a alguna otra institución.

- ¿Cómo viven las víctimas esta etapa de búsqueda de ayuda y de alejamiento del violento?

- El proceso, después de generar consciencia, lleva algunos avances y algunos retrocesos; ya que puede renovarse el miedo. Además se duda muchas veces; ya que parte de los efectos que provocan el maltrato infantil y el abuso, es una percepción particular de lo que están viviendo; la víctima llega a dudar de que lo que vivió es real, o no le da a lo que le ocurre la dimensión de gravedad que tiene.


Pensemos en la diferencia que existe entre el desarrollo sano y el desarrollo patológico del niño. El desarrollo sano se da cuando las figuras paternas los tratan con cariño y con respeto; les ofrecen apego seguro, están disponibles para sus momentos de necesidad, lo estimulan para su desarrollo. Les dan cariño, atención y comprensión. Este tipo de vínculo también incluye el establecimiento de límites.

Cuando al niño se lo maltrata, se va minando ese desarrollo sano de la personalidad. Sufren la negación de las necesidades emocionales; la invalidación y las críticas permanentes; se los culpabiliza.

Se les niega que se los violenta; que se los amenazas, que se los descuida, que no se les atienden las necesidades básicas; ni que los adultos cometen negligencias. Esto afecta las conductas en el niño durante su desarrollo, afecta su autoestima y la confianza. Estos patrones permanentes de funcionalidad parental terminan dañando a quien así es tratado y confundiéndolo, ya que no pueden percibir adecuadamente lo que están viviendo y les cuesta llamar al maltrato que viven con el nombre que corresponde. Y esto ocurre y es una resistencia que encontramos en nuestro trabajo de psicoterapia

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