martes, 30 de junio de 2009

ABUSO SEXUAL INFANTIL, MÁS CERCA DE LO QUE CREE


Angélica Villanueva y Manuel Tarrés

Se tiene la falsa idea de que los violadores tienen aspecto y actitudes identificables, pero no siempre es así, pues en muchas ocasiones quienes abusan sexualmente de menores son consanguíneos, amigos, niñeras, vecinos o maestros, personas de las que pocas veces se sospecha.

Puede considerarse como abuso sexual infantil todo tipo de manoseo corporal que realiza una persona a un niño sin su autorización con el propósito de estimularse y obtener placer, acto que también puede incluir la exhibición de genitales.

Psicólogos y psiquiatras coinciden que este tipo de abuso incluye las siguientes fases:

•Seducción. El agresor ofrece regalos o dinero a la futura víctima para que acceda a su petición, y si el menor se rehúsa, utiliza la amenaza o fuerza para dominarlo.
•Interacción Sexual. El adulto exhibe sus genitales y exige al niño que los estimule, o bien, puede tocar los de éste; también es posible la penetración anal o vaginal con los dedos o algún objeto.
•Secreto. El violador necesita que la relación continúe, por lo que persuade al niño para que no diga nada, objetivo que logra mediante amenazas o haciéndolo sentir cómplice.
•Descubrimiento. Puede ser accidental e implica crisis para el menor, agresor y/o padres; en caso de que la víctima confiese el acto puede minimizarse su sufrimiento.
•Negación. En la lucha por salir de la crisis provocada por el descubrimiento la reacción más común de la familia es negar la importancia de los efectos del abuso o poner en duda la palabra del niño. Asustado, confundido, con sentimientos de culpa e indefenso ante la presión, el menor puede negar los hechos en un esfuerzo por aliviar la situación y satisfacer a los adultos, actitudes que tienen como fin restablecer el equilibrio en el hogar.

Un niño que conoce y aprecia a quien abusa de él se siente atrapado entre el afecto que tiene hacia esa persona y el conocimiento de que esas actividades sexuales son nocivas e incómodas. En caso de que el menor trate de romper dicha relación, el agresor puede amenazarlo violentamente o negarle su afecto. Si esto ocurre en el núcleo de la familia, es posible que el infante tenga miedo de que ésta se desintegre si se descubre su secreto. Pequeños e indefensos

Puede parecer incomprensible que este tipo de abuso pueda ser practicado por los padres, sin embargo sucede, principalmente, debido a abandono del hogar. Esto ocurre, al parecer, debido a cuestiones de trabajo o incompatibilidades maritales, lo que en consecuencia puede producir en los progenitores un intento desesperado por fortalecer la unión con los hijos, recurriendo, en algunos casos, al coito con ellos.

Por otra parte, un menor puede ser víctima de un violador cuando no se les brinda supervisión y vigilancia adecuadas, pues ello le impide a los padres saber si su pequeño corre peligro. Dicha situación es aprovechada por los agresores, pues lo anterior les permite manipularlo con mensajes contradictorios sobre el sexo, por ejemplo, diciéndole que es normal practicarlo porque es demostración de afecto. En consecuencia, el pequeño entra en estado de confusión, lo cual le impide defenderse o comunicárselo a alguien.

Una vez que ocurre el abuso sexual debe considerarse que los infantes pierden su autoestima, tienen la sensación de que no valen nada y adquieren una perspectiva anormal de la sexualidad. Por tanto, es posible que se vuelvan retraídos, pierdan la confianza en todos los adultos y hasta consideren el suicidio. Otros tienen dificultad para establecer relaciones con otras personas, pues creen que la sexualidad debe estar presente para ser aceptados.Muchas veces los afectados no presentan señales físicas de abuso sexual, por lo que es muy importante estar pendiente de su comportamiento y cambios repentinos de conducta, como los siguientes:

•Interés exagerado en todo lo que hace referencia al sexo, o bien, evitar por completo hablar de ello.
•Insomnio y pesadillas.
•Depresión.
•Aislamiento.
•Expresan que su cuerpo está sucio.
•Temen haber sufrido alguna alteración en sus genitales.
•Se niegan a ir a la escuela.
•Evidencian el abuso o molestias sexuales en sus dibujos, juegos o fantasías.
•Se muestran agresivos e irritables.
•Manifiestan deseos de morir.

Asimismo, resulta necesario seguir algunas medidas para prevenir el abuso sexual hacia los menores:

•Aconsejarles que si alguien trata de tocar su cuerpo o cometer actos que lo hagan sentir incómodo, debe rechazar a esa persona y platicarlo enseguida.

•Dejarles en claro que el respeto hacia los adultos no significa que deban obedecerlos ciegamente, por ejemplo, no es recomendable decirles que tienen que hacer siempre todo lo que la maestra, la niñera, vecinos o parientes les indiquen.

Los niños que han sufrido abuso sexual y sus respectivas familias necesitan tratamiento profesional. Las terapias psicológicas y psiquiátricas ayudan a los infantes a recuperar su autoestima, no tener sentimientos de culpa y superar el trauma, así se reduce el riesgo de que desarrollen graves problemas en la etapa adulta, por ejemplo, fobias sexuales, que ellos mismos abusen de menores o se dediquen a la prostitución.

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