jueves, 11 de julio de 2013

La forma de operar de los abusadores sexuales y cómo lo viven las niñas y niños.



En esta ocasión quiero compartir con ustedes un artículo en los que comenzaré mencionando las etapas en las que ocurre el abuso sexual, por qué causa tanto daño y principalmente ese daño qué relación tiene con las estrategias que utilizan los abusadores sexuales para llevar a cabo su delito en contra de niñas, niños y adolescentes.

Es precisamente debido a que el abuso sexual se produce en periodos críticos de formación de la personalidad, incluyendo la forma en que la persona se ve a sí misma, se relaciona con el mundo y con las otras personas, es frecuente encontrar efectos negativos en la Auto imagen  una auto evaluación negativa y culpa. 

Los efectos son devastadores, transforman la vida de las niñas, niños y adolescentes en un mundo lleno de inseguridades, angustias, desconfianza y temores.  Muchas (os) de las niñas y niños refieren: “Nunca nada va a ser igual, ya no vale la pena vivir, por qué me tuvo que pasar esto a mí.”  Los comportamientos abusivos producen un cambio en la percepción de los cuidados familiares, de un ambiente protector, a uno abusivo y sexualizado. Éste es sentido por las niñas, niños y adolescentes como amenazante y confuso, generándoles estrés, angustia y pérdida de energía.

Ya hemos sabido que los abusadores sexuales son en su mayoría hombres, muy pocas son mujeres, conocen a la niña, niño o adolescente, tienen algún vínculo con ella o él. Son también en su mayoría sus propios padres, padrastros, abuelos, tíos, primos, novios, vecinos, maestros, líderes religiosos, conocidos, etc.

Calculan paso a paso cada una de sus estrategias, controlan los recursos, las situaciones y a las personas cercanas a la niña, niño o adolescente.

El primer momento es llamado Fase de atracción que como la misma palabra lo dice, su intención es atraer a la niña o niño,  ganar su confianza, para esto les hacen creer y sentir que son “las preferidas”, las defienden de las y los hermanos, incluso de la madre, les hacen regalos, les dan dinero, muestran un exagerado interés en ella o él. En este momento es cuando comienzan a introducir valores y percepciones que les permite que las niñas y niños crean en lo que les dicen: “yo soy el único que te puede proteger, nadie más te quiere como yo”.

En los casos en los que las niñas, niños y adolescentes no cuentan con alguna persona en la que confían y los haga sentir seguros, están sufriendo maltratos, no son escuchados, ni creídos, no se sienten amados, entre otros factores, es mucho más probable que el abusador potencialice todo esto a su favor.

La tercera fase: el secreto: La niña/o o adolescente empieza a darse cuenta de que algo no anda bien, ya sea porque se lo comentó a alguien o porque ve la insistencia del abusador de continuar con este tipo de “juego”. Comienzan a revelarse, a decir que no quieren, se rehúsan a hacer lo que el abusador les obliga, el abusador recurre a la violencia, hace uso de su poder y autoridad y comienza a amenazar a la niña/o, adolescente para que no comente lo que está ocurriendo, logrando el silencio a través de la amenaza a su vida o a la de sus seres queridos e incluso a la de él, asegurándole que si habla él va a sufrir mucho porque lo echarán preso, que no van a tener quien les dé de comer, que su mamá va a sufrir si se queda sola.

Cómo viven esto las niñas y niños: Se observa un rechazo abierto a estar cerca del abusador, la persona buena y querida se transformó en un ogro, la transformación física que ve en el abusador cuando está cometiendo el delito les causa mucho miedo, por eso puede ser que llore, se enoje o se esconda cuando lo ve o lo obligan a estar con él. Se observa este comportamiento como mala crianza o rebeldía.


* Ha dejado de disfrutar de las cosas que hacía.
* Se aísla.
* Las adolescentes pueden comenzar a presentar actitudes agresivas contra la madre o el abusador.
* Sentimientos de culpa que fueron aprendidos a través del abusador que todo el tiempo les dijo: “A vos te gusta esto, vos me provocás, vos quisiste.”


La cuarta fase: la revelación: Trae consigo toda una crisis, se ha alterado la dinámica familiar, el abusador ya no es el mismo, pasó de ser su mejor aliado a ser el peor de sus enemigos, amenazándolos y culpabilizándolos. El abusador se centra en estar señalando lo mal que se portan, lo “mentiroso” que son, se vuelve “aliado” de la madre o de cualquier figura de poder en la familia. Con las adolescentes la actitud es de prohibirle que la visiten o que ella visite a sus amigas o amigos, le dice vaga, loca, playo, etc.


Alterar la relación madre-hija/o es su mayor interés por lo que pueden darse con mucha frecuencia discusiones y agresiones en contra de ellas y ellos, esto puede generar en las adolescentes, fugas del hogar recurrentes, consumo de drogas, y un mayor riesgo de entrar en Explotación sexual comercial.

Cómo viven esto las niñas y niños:

* Ya se dieron cuenta de que su hogar es muy peligroso.
* Experimentan la traición no sólo de manos del abusador sino también de parte de los miembros de la familia que no están abusando de ellos porque sienten que no los están protegiendo.
* Sentimientos de Impotencia aprendida de sus intentos para detener el abuso. 
* El cuerpo está dando señales, puede estar acompañado de insomnio, pesadillas o terrores nocturnos.
* En las adolescentes, la actitud puede variar entre agresiva o sumisa, pueden haber huidas del hogar y de la escuela. 
* Hay mucho miedo, enojo, culpa.

La retractación, el silencio o la supresión consciente o inconsciente del abuso: Puede ocurrir cuando la niña, niño o adolescente se encuentra en su proceso de revelación y se encuentra con personas que no le creen, en su mayoría cercanas o conocidas del agresor que desconocen las estrategias que él ha utilizado para cometer el delito, pueden estar entre esas personas también personas de la comunidad y las instancias que administran justicia. Si estas le resultan amenazadoras optan por retractarse, decir que es mentira, y es donde a pesar de estar viviendo una crisis y toda una situación de amenaza a su vida a su cuerpo, prefieren callar ya que no cuentan con los recursos personales ni familiares para protegerse. La confianza se encuentra alterada, es uno de los mayores daños causados por el abusador.

Cómo viven esto las niñas y niños:

* La vida, la existencia es una amenaza.
* Siente que es diferente de las demás personas.
* Se le dificulta relacionarse consigo mismo y con otras personas, por el sentimiento de estar desamparados, desprotegidos, abandonados, traicionados.
* Se desconectan de sus sentimientos, de su cuerpo, para poder sobrellevar el dolor que causa el abuso. El cuerpo no se lleva, no se siente, no se ama. Por ser éste el objeto de deseo para el abusador.

Tenemos la responsabilidad de estudiar y prepararnos para enfrentar la gran amenaza que significan los abusadores sexuales y su forma tan cuidadosa en la que operan.
Nos toca como personas, como familias, como instituciones, como sociedad y estado establecer los factores que protejan a las niñas/os y adolescentes, todos los instrumentos legales elaborados y ratificados como país nos obligan a hacerlo. Los abusadores conviven con nosotros, esa es la realidad que nos toca enfrentar.


Cómo viven esto las niñas y niños:

En este momento se le ve a la niña o el niño buscándolo, preguntando por él. Todavía no hay en una expresión abierta de sus verdaderas intenciones, no requiere de violencia,  esta actitud puede confundir al adulto o adulta que está cerca de la niña o niño que ha sido escogido como víctima ya que es visto mayormente como: “es que la quiere (lo quiere) mucho”.
La fase de interacción sexual: La fase anterior le permitió la puerta de entrada para no hacer necesaria la utilización de la fuerza física. Aquí es cuando comienzan los tocamientos: le da besos cerca de la boca, le hace cosquillas, le toca sus genitales en carácter de juego, por ejemplo: “adónde están los huevitos o el panchito”.

Luego avanza con caricias más abiertas en todas las parte del cuerpo hasta llegar de forma paulatina a los genitales de la niña, el niño o la adolescente, comienza a masturbarse frente a ella o él, la (lo) obliga a tocar los genitales de él, tiende a hacer aseveraciones como “esto es un juego de papá y su niña” “que es una niña especial”, “que lo hace porque la quiere mucho, y que es preferible que lo haga con él primero que con otra persona”.
Cómo viven esto las niñas y niños:

* Ya hay confusión, se pueden culpar por sentirse así: “Tal vez yo estoy de mal pensada nada más”, “por qué me hace eso si dice que me quiere, yo quiero saber si los otros papas se lo hacen a sus hijas”

* Hay sentimiento de extrañeza, no entienden claramente lo que está pasando porque siguen queriendo mucho al abusador: “Es mi papá”.

* El abusador enseñó a la niña a utilizar el comportamiento sexual como una estrategia para relacionarse con él o con otros y esto puede desencadenar secuelas como miedo a la intimidad a no poder sentir, rechazo del propio cuerpo, rechazo de la sexualidad, masturbación, comportamientos sexuales agresivos, promiscuidad, prostitución, fobia a la intimidad sexual, etc. Como pueden darse cuenta, la estrategia principalmente usada por el abusador hasta este momento ha sido la seducción, por eso estemos pendientes del siguiente artículo para conocer cuáles son los siguientes pasos y cómo va preparando el terreno para no ser descubierto y para que no se crea en la revelación de las niñas, niños y adolescentes.



Creado por: Karla Olivares Pérez







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