domingo, 5 de septiembre de 2010

LA ETAPA DE EMERGENCIA

Cuando recuerdas por primera vez el abuso o empiezas a ahondar en los sentimientos conectados con el abuso, a menudo experimentas un periodo de crisis. A este periodo lo llamamos Etapa de Emergencia. Estás obsesionada con el abuso sexual y te resulta imposible hablar o pensar en otra cosa. Sensaciones y emociones desconocidas te bombardean y te preguntas si realmente vale la pena vivir.

La etapa de emergencia es un momento crítico en el proceso de curación. A pesar de que con frecuencia es el momento más abrumador del proceso de curación, también puede ser fructífero, aunque muchos de los sobrevivientes no se dan cuenta de los logros que hemos hecho hasta mucho más tarde: te ves obligada a buscar ayuda. Tienes que reconocer que fuiste abusada sexualmente. Los recuerdos se liberan. Haces el compromiso de ver más allá del proceso de curación.

La etapa de emergencia aterradora y abrumadora, pero no dura por siempre. Con apoyo profesional, es posible avanzar a través de la crisis de la etapa de emergencia hasta un lugar más estable. Adicionalmente de las estrategias que tú desarrolles, necesitarás herramientas adicionales para lidiar con una crisis que dure por un largo periodo. Los siguientes ejercicios te enseñarán a modificar tus expectativas de ti misma, buscar a otras personas en busca de ayuda y encontrar inspiración y alivio para ayudarte a seguir adelante.

Ejercicio 4. SIMPLIFICA TU VIDA

Cuando entras a la etapa de emergencia, pierdes la habilidad de mantener tu vida como sabías hacerlo anteriormente. Tu vida en el día a día queda inmersa en la crisis. Te puedes encontrar a ti misma emocional y físicamente exhausta, consumida por pesadillas y recuerdos. Preocupada con la terapia y otras actividades curativas, tu atención es distraída de las tareas diarias. Como resultado, puedes sentirte incapaz de trabajar, hacerte cargo de las obligaciones familiares o funcionar de cualquier manera.

Si te encuentras en la etapa de emergencia, es importante reconocer que tu vida está temporalmente cambiada. Tú ya no eres tan competente o capaz como lo eras antes de empezar la recuperación. No esperes ser capaz de ocuparte de las cosas. No esperes continuar con tu agenda normal, tener la misma energía o ser tan productiva. No esperes poner la misma atención a tus relaciones íntimas. Cuando estás en la etapa de emergencia, estás corriendo en el vacío y, hasta que lo aceptes, estarás luchando contra ti misma.

Esto puede resultar particularmente difícil para los hombres, porque se espera que ellos sean fuertes, que sean una roca, que procuren a su familia. Para un hombre, fallar como proveedor o necesitar tiempo lejos del papel del proveedor puede ser devastante para su autoestima. Sin embargo, la expectativa de que los hombres siempre funcionen, sin importar qué, es injusta y opresiva. Si tú estás sanando de abuso sexual en la infancia necesitas y mereces, si es posible, compartir o renunciar a algunas tus responsabilidades. Mereces el espacio y el tiempo para sanar, no importa cuáles sean tus obligaciones.

Haz una lista de las cosas de las que eres responsable en tu vida. Incluye todo lo que puedas pensar, desglosa cada tema lo más posible. Si eres padre o madre, enlista todas las cosas de las que eres responsable como hacer el desayuno, llevar a los niños al colegio, cortar el cabello de Paco, contarle un cuento antes de dormir, ayudar a Paty con la terea de matemáticas. Si estás en una relación, enlista las cosas que necesitas hacer para mantener viva la relación: hablar con mi pareja, iniciar la comunicación. Si tienes que ganar dinero, ¿cuánto tienes que ganar?, ¿cuáles son tus responsabilidades en el trabajo?

Las cosas de las que soy responsable:
• Financieras:
• Trabajo:
• Administración del hogar:
• Paternidad / maternidad:
• Relaciones íntimas / pareja:
• Yo:
. Obligaciones familiares:
• Amigos:
• Comunidad:

Muchos niños abusados tienen un exagerado sentido de la responsabilidad, creen que ellos tienen que resolverlo todo o el mundo se desmoronará. Tomar responsabilidad de todo es una forma de ganar un sentido del control. Estar en control fue un forma importante de enfrentar la realidad cuando estabas creciendo, pero te puede mantener aislada hoy.

Revisa tu lista de responsabilidades y completa las siguientes oraciones:
• Si no cumplo todos mis compromisos…
• Si no hiciera todo lo que se supone que debo hacer…
• Mi sentido de responsabilidad se vincula a mi experiencia infantil de las siguientes formas:

Ahora regresa a tu lista de responsabilidades. Revísala cuidadosamente y responde las siguientes preguntas: ¿qué cosas son absolutamente esenciales? ¿Qué puede ser relegado por el momento? ¿Hay algo que puedas dejar a un lado definitivamente? Califica las responsabilidades de tu lista con una escala del 1 al 3. Coloca 1 a las cosas absolutamente necesarias. 2 a las cosas que quisieras continuar haciendo pero que no son esenciales. Y 3 a las responsabilidades que puedes abandonar más fácilmente.
Para reflexionar:
• ¿Las cosas en mi lista son en su mayoría esenciales o no esenciales? ¿Qué me dice eso acerca de mi sentido de la responsabilidad? ¿Acerca de mi sistema de apoyo?
• ¿Qué clase de juicios o críticas enfrentaré si dejo de hacer las cosas que marqué con 2 y con 3 en mi lista? ¿Cómo me juzgaría yo misma?

Espera el siguiente ejercicio sobre PEDIR AYUDA.

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